LA IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
COMPRENDIENDO SU IMPORTANCIA
"No se puede poseer mayor gobierno, ni menor,
que el de uno mismo"
Leonerdo da Vinci
"No se puede poseer mayor gobierno, ni menor,
que el de uno mismo"
Leonerdo da Vinci
Introducción
Podemos definir la inteligencia en general, cómo la capacidad que tiene una persona de resolver los problemas que se le presentan en el día a día. Lógicamente, los problemas que se le presentan son múltiples y de variada naturaleza. Dependen, también, del contexto y entorno en el que cada persona se mueva. Así, por ejemplo, si una persona vive en plena naturaleza, los problemas que en mayor cuantía se le presentarán serán aquellos referidos a la misma. Le sería muy práctico, por lo tanto, tener muy desarrollada su inteligencia medio ambiental o natural: aquella que se utiliza cuando observamos y estudiamos la naturaleza y que nos dota de la habilidad de reconocer y comprender el entorno natural permitiéndole al hombre sobrevivir y dominar el entorno. Si tu pretensión es dedicarte a la danza o ser un buen tenista, ajustador o cirujano, te vendría muy bien tener desarrollada tu inteligencia corporal cinestésica o física: capacidad de utilizar el propio cuerpo para resolver problemas y hacer actividades.
En esta píldora estamos dando por supuesto que ya te has leído y comprendido una anterior y que titulamos “La Inteligencia Emocional: comprensión conceptual”, y que por lo tanto ya sabemos que hay más inteligencias que la que demostramos en el colegio, es decir, que la cognitiva, la clásica, el CI: cociente intelectual.
¿Por qué tiene tanta importancia la inteligencia emocional?
El informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, menciona cuatro pilares sobre los cuales debe organizarse la educación a lo largo de la vida:
1. Aprender a conocer.
2. Aprender a hacer.
3. Aprender a convivir y colaborar.
4. Aprender a ser.
Los 4 constituyen un todo y deben tener la misma consideración.
En los dos primeros descansa la educación formal, aquella que se centra en el CI. En los dos siguientes está el éxito y los resultados positivos en la profesión y en la mayoría de las situaciones de la vida, y se refieren al desarrollo personal, conocimientos de uno mismo, relación empática con los demás y educación emocional; se centra en el CE: inteligencia emocional.
Por su parte las empresas están poniendo en marcha una serie de competencias sociales. Se trata de contemplar, dentro de los perfiles de cada puesto unas competencias que establezcan formas de trabajar con valores como la motivación, el compromiso, la empatía, el dominio de uno mismo, la capacidad de comunicación y la capacidad de liderazgo.
Todo esto está relacionado con la inteligencia emocional en el mundo laboral de hoy y con el paradigma actual caracterizado por: aprendizaje permanente, redes y no jerarquías, cambio y no estabilidad, trabajo en equipo y no individual, incertidumbre, menos tiempo de reacción, el poder en manos del cliente, soluciones que duran poco por los ciclos de innovación.
Si antes la importancia la tenía el coeficiente intelectual (CI), capacidad fundamentalmente genética e innata y que no podía ser modificada, determinando, por lo tanto, el destino de las personas, hoy la clave está en la inteligencia emocional, todo un conjunto de habilidades de procedencia psíquica que influyen en nuestra conducta y que pueden aprenderse y desarrollarse.
Diversas investigaciones con estudiantes de elevado CI, han puesto de relieve que finalmente no alcanzaron un éxito laboral superior u otros estudiantes de CI no tan elevado. Esto ocurría no sólo con el éxito laboral, sino que también se ponía de manifiesto en el grado de felicidad y de éxito personal.
Un elevado CI correlaciona positivamente con buenas notas académicas pero no nos dice nada acerca de la forma de reaccionar de esa persona ante las vicisitudes de la vida. La inteligencia emocional considera que la concepción multidimensional de la inteligencia nos ofrece una visión más rica del potencial de nuestras capacidades que la que ofrece el coeficiente intelectual. Esto fue así desde que Howard Gardner publicara su libro Frames of Mind, en el que proponía una nueva visión de la inteligencia como una capacidad múltiple: no hay propiamente un único tipo de inteligencia, esencial para el éxito en la vida, sino un amplio abanico de capacidades intelectuales, que Gardner agrupó en siete inteligencias básicas: lingüística o verbal, lógico-matemática, musical, espacial, de coordinación o destreza corporal, interpersonal o social, e intrapersonal. Las dos últimas constituyen la Inteligencia Emocional.
Posteriormente se fueron añadiendo otras, como ya sabes.
Desde la Grecia clásica, ya antes de Cristo, viene haciéndose una separación entre inteligencia (razón, C.I., aquélla que miden los tests que se ocupan sólo de operaciones cognitivas) y afectividad.
En nuestro día a día empleamos muchas frases debajo de las cuales subyace esta idea: “atengámonos a los hechos”, “dejemos a un lado las personalidades”, “veamos esto objetivamente”...
La objetividad es un mito o, en el mejor de los casos, una meta que nunca alcanzaremos. Ninguna persona puede ser objetiva mientras esté dentro del contexto observado. La programación neurolingüística (PNL) nos dice que “el mapa no es el territorio”, que una cosa es la realidad y otra nuestra percepción de ella. La objetividad no consiste en describir lo que vemos, sino en darse cuenta de que clase de gafas llevamos en el momento de observar un hecho.
Lo cierto es que no podemos dividir a la persona en dos: una persona racional, capaz de operar lógicamente, que sólo tiene en cuenta los hechos y que llega a conclusiones objetivas, y por otro lado una persona emocional, irracional, que hace interpretaciones erróneas de los hechos. En las personas los aspectos racionales y emocionales interactúan y se entremezclan.
Multitud de investigaciones experimentales y multitud de pruebas y conclusiones de la psicología, ponen de manifiesto que la conducta humana está influida por factores emocionales, ya sean conscientes o inconscientes. Estos factores emocionales son los que sustentan cualidades que en muchas culturas se valoran muy positivamente: la lealtad, el entusiasmo, la aceptación de responsabilidades, la seguridad en uno mismo, la motivación.
Se trataría de que pensamientos, emociones y acción estén integrados y en un razonable equilibrio. No dejarse dominar por las emociones y en todo caso ser apasionados pero no viscerales ni irreflexivos.
Las preguntas
¿Tenemos todos Inteligencia Emocional? ¿Para qué sirve?
¿Qué tiene que ver la Inteligencia Emocional con el cociente intelectual?
¿Qué papel juega en las relaciones personales?
¿Cómo puedes manejar con más habilidad tus emociones?
¿Qué hace que sea tan importante para el éxito profesional?
¿Cuáles son las competencias necesarias para conseguir la excelencia personal y profesional?
Si lees y asimilas las “píldoras” que te iremos enviando sobre “Como potenciar la Inteligencia Emocional”, tendrás respuestas a todas estas preguntas. Cómo ves son preguntas significativas, en el sentido de que tienen un valor personal para la mayoría de personas. ¿A quién no le interesa la mejora de sus relaciones o el éxito social y profesional?
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Así suena el
silencio
Gracias
a que todo el armamento aéreo se ha alejado por el cielo a otra parte, se puede
oír el timbre de la puerta
La patrulla acrobática Águila dibuja
en el cielo los colores de la bandera de España, el 12 de octubre de 2022.
Sobre los tejados de Madrid pasan en vuelo rasante los aviones de combate que este 12 de Octubre, día de la Fiesta Nacional, van a participar en el desfile de las Fuerzas Armadas. Los aviones producen un sonido atronador, como si el cielo se descerrajara. En cuanto estos aparatos se alejan vuelve el silencio a la colonia y entonces se oyen las tijeras del jardinero que está trasquilando la hiedra. Los aviones han dejado en el espacio tres estelas de humo con los colores de la bandera nacional que durante el desfile inflamarán el corazón de los patriotas. Poco después los aviones regresan para dar otra pasada y su estruendo va creciendo a medida que se acercan hasta que la colonia queda de nuevo sumergida bajo un sonido espantoso y cuando los aviones de alejan, entonces en el silencio suena la voz del chatarrero quien desde la furgoneta con un megáfono dice que compra colchones y toda clase de hierro viejo. Los aviones ya no vuelven, pero su escuadrilla ha sido sustituida por una formación de helicópteros artillados que pasan a poca altura y producen un ruido más espantoso todavía, como un brutal concierto de rock. Unos minutos después la colonia vuelve a quedar en silencio y esta vez junto con los ladridos del perro se oye una canción infantil que sale de un jardín de infancia. “ Un elefante se balanceaba sobre una tela de araña”, cantan a coro los niños. Ahora gracias a que todo el armamento aéreo se ha alejado definitivamente por el cielo a otra parte, se puede oír el timbre de la puerta. Es el chico del supermercado que trae la compra que he encargado esta mañana mientras pasaban los aviones de combate. Pese a semejante estruendo este chico no ha equivocado el encargo. Llega con la bolsa llena de frutas y verduras, y pan integral. El chico es dominicano. Un día como hoy, 12 de Octubre, tocó tierra Colón cerca de su isla La Española y por eso ahora desfilan las fuerzas armadas para celebrarlo, pero él solo es un inmigrante y no lo sabe.
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